Hoy en día existe una creciente preocupación sobre el tema de la calidad de la educación, derivada en parte del reconocimiento de sus efectos sobre la distribución del ingreso y el crecimiento económico. Sin embargo, la experiencia nos señala que este desafío es complejo. Tanto los países en desarrollo como los países desarrollados han, por una parte, gastado una creciente cantidad de recursos y, por otra, implementado diversas reformas con el fin de mejorar la calidad de la educación; muchas veces los resultados no han estado de acuerdo a lo esperado. Chile ha sido uno de los países que ha introducido reformas novedosas en el sistema educativo: descentralización, subsidios a la demanda y elección de colegios como estímulo a la competencia, evaluaciones estandarizadas como la prueba SIMCE, programas especiales (como el MECE), programas de apoyo focalizado a las escuelas más pobres (P-900), entre otras medidas. Una de las reformas más interesantes ha sido la introducción de un sistema de subvenciones escolares (similares a un voucher) y la entrada de agentes privados en la provisión de servicios educativos gratuitos. Chile, en la práctica, ha implementado una de las reformas más discutidas a nivel internacional, como lo demuestra la extensa discusión sobre las políticas de elección de colegios (choice). El propósito de este trabajo es examinar la experiencia chilena focalizándose, por una parte, en las reformas que buscan emular o crear mecanismos de mercado como forma de incentivar la calidad del proceso educativo, y por otra, en el análisis del rendimiento escolar de los establecimientos educacionales según su tipo de dependencia.
Publicado en: Journal of Human Resources, Vol. 35(2), Spring 2000.